domingo, 1 de enero de 2012

Secuelas más comunes

El ictus es la principal causa de discapacidad grave en adultos: provocan gran variedad de déficits y discapacidades. La AHA-SOC (American Heart Association – Stroke Outcome Classification) sistematiza los déficits neurológicos provocados por ictus en seis áreas: motora, sensitiva, visual, de lenguaje o comunicación, cognitiva o intelectual y emocional. No obstante, hablaremos sólo de algunas de las secuelas más habituales de las personas que han sufrido un ictus.

Déficits motores: una incapacidad común que resulta de ictus es la parálisis en un lado del cuerpo, llamada hemiplejía. Otra incapacidad no tan debilitante como la parálisis es la debilidad de un lado del cuerpo o hemiparesis. La parálisis o la debilidad puede afectar sólo a la cara, un brazo, o una pierna, o puede afectar a todo un lado del cuerpo y a la cara. Una persona que sufre un ictus en el hemisferio izquierdo del cerebro presentará parálisis del lado derecho o paresis. A la inversa, una persona que sufre un ictus en el hemisferio derecho del cerebro presentará déficit en el lado izquierdo del cuerpo. Un paciente que sufre un ictus también podrá presentar problemas con las actividades diarias más simples, tales como caminar, vestirse, comer y utilizar el cuarto de baño. Los déficits motores pueden resultar del daño de la corteza motora en los lóbulos frontales del cerebro o del daño de las partes inferiores del cerebro, tales como el cerebelo, que controla el equilibrio y la coordinación. Algunos pacientes que sufren ictus también presentan problemas en comer y tragar, llamados disfagia.

 









Déficits cognoscitivos: un ictus puede ocasionar problemas de raciocinio, conciencia, atención, aprendizaje, hacer juicio y memoria. Si los problemas cognoscitivos son severos, el paciente puede tener apraxia (trastorno del sistema nervioso por el cual la persona es incapaz de realizar tareas o movimientos previamente aprendidos, aunque sus músculos y sentidos funcionen en forma apropiada), agnosia (dificultad de reconocer estímulos previamente aprendidos debido a una lesión cerebral), o el denominado "descuido". En el contexto de los ictus, "descuido" de conciencia significa que un paciente no tiene conocimiento de un lado de su cuerpo o un lado del campo visual y no está consciente del déficit. También puede estar inconsciente de lo que le rodea o puede estar inconsciente de déficits mentales resultantes del propio ictus. 

Déficits de lenguaje: resultan generalmente de daño de los lóbulos temporales y parietales izquierdos del cerebro. Los más importantes son la afasia o capacidad para producir o comprender el lenguaje, y la disartria o dificultad para la articulación de palabras.

Déficits emocionales: los ictus puede conducir a problemas emocionales, tales como tener dificultad en controlar sus emociones o expresar emociones inapropiadas en ciertas situaciones. La depresión también es un trastorno frecuente, y un problema de comportamiento clínico que puede dificultar la recuperación y la rehabilitación y puede incluso conducir al suicidio. La depresión posterior al ictus se trata como cualquier depresión, con medicamentos antidepresores y mediante terapia. 

Dolor: debido al daño de las regiones sensoriales del cerebro, de articulaciones inflexibles o de una extremidad incapacitada, los pacientes pueden experimentar dolor, entumecimiento incómodo o sensaciones extrañas después de sufrir un ictus.

Fuentes: National Institute of Neurological Disorders and Stroke (NINDS), Sistema Nacional de Salud (SNS).

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