El ictus es la causa más importante de invalidez o discapacidad a largo plazo en el adulto y la segunda causa de demencia. A los 6 meses del ictus, el 26,1% de los pacientes han fallecido, el 41,5% están independientes y el 32,4% son dependientes, estimándose de forma global que entre los supervivientes del ictus el 44% quedan con una dependencia funcional.
Según datos de la Encuesta sobre Discapacidades, Deficiencias y Estado de Salud (INE 1999) 811.746 mayores de 65 años presentan una dependencia causada por ECV, de un total de 1.113.626 personas con dependencia, lo que supone un 73%. De ellos, un tercio tiene dependencia moderada, el 50% dependencia grave, y el 16% dependencia grave. Los ancianos dependientes suponen el 17% del total de mayores.
Los principales déficits, discapacidades y complicaciones observables después de un ictus son: parálisis, desequilibrio, trastorno del habla/lenguaje, trastornos visuales, déficits cognitivos, alteraciones emocionales, fatiga física y psíquica, crisis epilépticas y dolor.
El ictus recurrente es el principal responsable de discapacidad y muerte después de un ictus. Así, la mortalidad pasa de un 20,1% a un 34,7% (incremento de un 73%) y la dependencia funcional de un 36,7% a un 51% (aumento del 39%), dependiendo de si se trata de un primer ictus o de un ictus recurrente. Por ello, la prevención de la recurrencia del ictus es fundamental para evitar la discapacidad.
La carga global de enfermedad engloba tanto la mortalidad como la discapacidad. El ictus ocupa el segundo lugar en cuanto a la carga de enfermedad en Europa (responsable del 6,8% de la pérdida de Años de Vida Ajustados por Discapacidad - AVAD), mientras que la enfermedad de Alzheimer y otras demencias ocupan el quinto lugar (3,0%) y los accidentes de tráfico el séptimo (2,5%). Los resultados del Estudio Global “Burden of Disease 2002” de la OMS (en castellano, Carga Global de Enfermedad), indican que en la Región Europea de muy baja mortalidad (Euro-A), a la que pertenece España, de cada 100 AVAD perdidos por ictus, un 62,1% lo son por mortalidad (Años de Vida Perdidos - AVP) y un 37,9% lo son por mala salud (Años Vividos con Discapacidad). Del mismo modo, para todas las causas de enfermedad o lesión, el ictus supone un 6,9% de AVP (sobre el total) y un 2,4% de años vividos con discapacidad.
Por otro lado, en España para el año 2000 las enfermedades cardiovasculares supusieron una gran carga de enfermedad, representando una pérdida total de 211.803 AVAD. Por subcategorías de enfermedad, destaca el peso de los AVAD perdidos por ictus (4,4% sobre el total). De cada 100 AVAD perdidos por ictus, un 69,7% lo fueron por mortalidad (AVP) y un 30,3% por mala salud (años vividos con discapacidad). En las mujeres, el peso del ictus como causa de pérdida de AVAD es mayor (4,8% sobre el total). En hombres, el peso en AVAD es algo inferior (4,0%).
En términos de carga desde una perspectiva socioeconómica, entendiéndose como tal el coste de la enfermedad, se estima que el ictus consume entre el 3% y el 4% del gasto sanitario en los países de rentas elevadas, distribuyéndose el 76% de los costes sanitarios directos en el primer año tras el evento, concentrados mayoritariamente en costes hospitalarios.
En la revisión de Ekman et al, que analiza los estudios europeos publicados entre 1994 y 2003, se estima el coste del ictus el primer año tras el evento entre 20.000 y 30.000 euros, con la excepción del trabajo español de Carod-Artal et al con una estimación de 5.338 euros.
En estudios de costes del ictus, la inclusión de los costes indirectos, entendidos como tales aquellos asociados con la pérdida de producción de bienes y servicios que ocasiona una enfermedad, es un fenómeno relativamente reciente, en comparación con otras enfermedades neurodegenerativas, como por ejemplo la enfermedad de Alzheimer. La importancia de los costes directos no sanitarios (asistencia social y/o familiar) y de los costes indirectos (p. ej. debidos a la incapacidad o pérdida laboral) hace que, sobre todo en los últimos años, se haya visto incrementado el número de estudios desarrollados desde la perspectiva de la sociedad.
Existen varios trabajos que estiman el coste del ictus en España. Se observa cómo, dentro de un rango, los datos son coincidentes en cuanto a los costes del ictus dentro del primer año. De igual modo, la partida referida a los costes hospitalarios es la de mayor peso en relación a los costes directos sanitarios. En los años siguientes al evento, los costes directos sanitarios son menores, debido a los menores costes hospitalarios, ganando peso el resto de partidas, especialmente las referidas a la rehabilitación, la medicación, y las consultas externas.
Fuente: Sistema Nacional de Salud (SNS).
Fuente: Sistema Nacional de Salud (SNS).
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